A modo de editorial

Somos una parvada pequeña pero diversa, que estoy segura, irá creciendo con otras aves de diverso plumaje, de distintas tintas, de fastuosos y extraños picos.

La tinta y el papel eran un camino difícil hasta hace poco. Hoy desde las ramas en las copas de los árboles, podemos echar el líquido espeso en forma digital y volará aun más lejos que nosotros.

Estas plumas son de muchas partes, de variadas edades. Estos picos suenan distinto entre ellos pero juntos hacemos un croajar ruidoso. Aquí cada pico es responsable de sus plumas y del regadero de tinta que arroje. No hay posición política u orilla moral, no hay tope de edad, no hay línea dibujada, no hay límite.

No buscamos más que arrojar el pensamiento a una conversación con ustedes, que entre nosotros ya conversamos bastante, pero queremos escuchar otros cantares, mirar otras parvadas en vuelo, escuchar los cantos solitarios, emigrar, renacer, hacer nido. Mirar los diferentes ángulos. Pararnos en ramas bajas y altas, picotear cabezas y sacar los ojos de los malvados. Queremos cambiar el canto.

En este Croajar de la parvada hablaremos sobre el ruido que hacemos todos, es el lugar de convergencia cuando las aves revolotean en ese zigzagueo circular al final del día.

Nos reuniremos antes a La hora del alambre, para piar sobre lo que cada quien tiene que decir a otros, lo que los otros, atentos, deben escuchar porque nos importa para saber hacia a dónde vamos.

En la jaula vamos a meter a todos los que echan tinta negra o de colores, en diferentes artes, de otras maneras. Cuando lo hagan bien y cuando lo hagan mal. Será un pequeño desplumadero, pero nada más. No es palabra santa la nuestra, es una humilde opinión. Si están de acuerdo o no, se pueden unir a la parvada.

En el nido se tocan esos asuntos de familia, de hijos, de crianza, de intimidad, de hormona, de pareja. Todo lo que nos incumbe que sucede en la construcción de nuevas vidas, sin poner especial atención en el perfil de ellas. Hablamos de los asuntos cotidianos y de los no tan cotidianos. De los raros, de los escabrosos, hasta de los filosóficos.

Y por supuesto, somos tintas, así que ahí, en El Dintel de la puerta, estará el cuervo que nos observa mientras ecribimos ficciones: cuento, poesía, ensayo o texto libre. Plumas viejas y nuevas, plumas que conoces y otras que no. Plumas de entretenimiento para esclarecer la mente, y para viajar por dentro.

Si tienes el plumaje negro, el pico duro y el cuerpo lleno de tinta, puedes escribirnos si quieres ser parte de la parvada.

Atentamente,

El Cacalote y todas las plumas.

0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Deja un comentario

Compártelo en donde gustes