Por Drácula Parrot
El día de Acción de gracias es una de mis celebraciones favoritas. Yo además agradezco no ser pavo, ni gallina, ni ningún ave comestible para estar presente en la mesa, o de hermoso plumaje para estar encerrada en una jaula. Me gusta esta celebración porque no está ligada a ninguna religión. Todas las aves y las personas de todas las creencias pueden dar gracias este día, es más casi todos nos reunimos a dar gracias de alguna u otra forma a nuestra manera, según nuestra fe, incorporando nuestras propias costumbres, en una mezcla de las tradiciones de este maravilloso país que nos ha acogido.
Además, tuvo su origen en aquellos primeros viajeros los peregrinos que aquí se establecieron y supieron dar gracias a las bondades de esta nueva tierra y ahora nosotros los inmigrantes somos los peregrinos de esta época moderna.
Justo antes de que empiece la locura de las fiestas decembrinas, y nos ocupemos en las compras y compromisos, aunque quizá este año sean menos, podemos en este día reflexionar, sobretodo, acerca de lo que tenemos que agradecer.
Da gracias por la oportunidad de haber vivido un año más, a pesar de haber sido una época de muchos retos y cosas nuevas. Quizá no fuimos tan felices como lo deseamos, pero en cambio disfrutamos mas felicidad de la que merecíamos.
Agradecer la salud, de la que algunos han padecido, porque tenemos un cuerpo maravilloso en el que se realiza con formidable exactitud el milagro de la vida. Nosotros sin embargo lo llevamos a veces con negligencia, sin cuidarlo, o con demasiada vanidad, subestimando así su perfección.
Sentir gratitud por el sustento, por la casa, por el lecho y el vestido. Es cierto que no hemos tenido todo lo que quisimos; pero sí en cambio tuvimos las cosas simples que necesitamos. Si nuestro pan de cada día solemos tomarlo con mantequilla, si nuestra casa esta llena de objetos y aparatos que nos proporcionan comodidad y distracción; si nuestro vestido es adecuado y, en fin, todo lo que nos rodea está hecho para simplificar y alegrarnos la existencia, entonces también debemos dar gracias por lo superfluo.
Debemos dar gracias por el amor que nos circunda, todo cuanto somos y cuanto hay en el universo que nos invita al amor, pero vivimos rechazando esa invitación, refunfuñando contra todo y contra todos, quejándonos, lamentándonos porque las cosas no salen siempre como queremos, esto se debe a que estamos agobiados por la infinidad de exigencias, necesidades y compromisos, que nos impone nuestra, ambición, egoísmo y vanidad.
Todo parece indicar que hemos dedicado demasiado tiempo a la búsqueda de las cosas fáciles, además nos complicamos demasiado la vida por tonterías, y siempre nos estamos lamentando de cualquier cosa: de los vecinos, de los compañeros de trabajo, de los amigos, de los políticos, etc., y con esa actitud solemos espantar a esa chiquilla juguetona que por todas partes pretende encontrarnos y que se llama “felicidad”.
Debemos meditar que hay que agradecer lo bueno y lo malo incluso en estos tiempos de incertidumbre y sobre todo aprender que al darnos cuenta de lo que tenemos y no tenemos, podemos mejorar para que el próximo año agradezcamos el haber crecido, progresado y corregido nuestros errores.
“Mientras los ríos corran al mar
y haya estrellas en el cielo,
debe durar la memoria
del beneficio recibido
en la mente del hombre agradecido”
Virgilio
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